Comprar un vehículo usado, quizás como el primer automóvil para un nuevo conductor , es ciertamente más económico y ventajoso que un vehículo
nuevo. Pero para la garantía hay que distinguir la compra en el concesionario de la del particular. La compra de un vehículo usado en un
concesionario autorizado garantiza al comprador una garantía legal de conformidad exigida por la ley durante dos años.
Este tipo de garantía no supone que el vehículo esté en perfectas condiciones, sino que las condiciones reales son conocidas por el comprador en el
momento de la venta.
La compra de un vehículo a un particular está protegida por el art. 1490 del código civil, pero es muy limitada, o puede suceder que el vehículo, en el
momento de la venta, todavía esté cubierto por la garantía original y seguirá siendo válida hasta su vencimiento.
Si se trata de un particular, habrá margen de negociación para rebajar la demanda y obtener un descuento en la compra de su nuevo coche. Está claro
que esperar una caída drástica en la demanda puede ser poco probable, especialmente cuando el precio inicial está en línea con la demanda promedio
del automóvil en cuestión. Sin embargo, después de un cuidadoso análisis en persona y pruebas en la carretera, es posible que el auto no funcione
como se anunció anteriormente y que algunas fallas ocultas hayan salido a la luz.
Cualquier elemento imprevisto que sea fuente de una pérdida de capital es materia de negociación, por lo que con un adecuado ojo crítico siempre es
posible disminuir la demanda de un vehículo usado. Por lo general, entonces, desde el principio, el vendedor conserva un margen de negociación que
se permite interceder en caso de que un comprador muestre interés en su automóvil: esto es alrededor del 10% para la mayoría de los
anuncios en total.
Cuando se trata del precio, se debe tener claro el target al que se pretende bajar, ya que insistir demasiado en la rebaja del precio podría llevar al
vendedor a retirar su oferta para ofrecérsela a otro comprador.
Si logra obtener el precio objetivo, es mejor hacer el trato de acuerdo con sus planes que arriesgarse a gastarlo insistiendo en un descuento
adicional; una conclusión amistosa de las negociaciones también facilita la transferencia de propiedad y el cumplimiento de todos los trámites
burocráticos: si se tiene la sensación de haber negociado ya el precio al límite de la voluntad del vendedor, más bien, se puede acordar de
antemano aceptar el precio pactado siempre que se soporte el peso económico de los trámites exclusivamente de este último.
Esta es una pequeña estrategia a aplicar en las ventas que posiblemente puede suponer una aportación de más de cien euros ahorrados para la
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